El ambicioso proyecto para recuperar bosques nativos perdidos
El INTA en alianza con la Corporación Interestadual Pulmarí, la Dirección General de Bosque Nativo de Neuquén en Argentina y la comunidad mapuche Aigo, se pusieron en marcha acciones concretas para restaurar el área afectada.
Desde el año 2022, la reforestación de la zona se ha centrado en la plantación de unas 50.000 especies nativas de Araucaria, un árbol símbolo de la región patagónica y fundamental para la biodiversidad del lugar.
Pero la restauración de los bosques nativos va más allá de la simple plantación. La estrategia incluye la construcción de 20 kilómetros de cercos y la creación de terrazas de contención en el terreno para prevenir la erosión del suelo, una de las principales amenazas en zonas afectadas por incendios.
Este enfoque integral apunta a asegurar no solo la supervivencia de los nuevos árboles, sino también a crear un ambiente favorable para el restablecimiento del ecosistema.
El protocolo, diseñado para aplicarse durante los próximos diez años, se basa en un seguimiento detallado del crecimiento de las plantas y en el análisis de la regeneración natural de las áreas que no fueron completamente arrasadas por el fuego.
Natalia Furlán, técnica del INTA San Martín de los Andes y una de las responsables del proyecto, explicó que el objetivo de este protocolo es garantizar la recuperación a largo plazo. “Nos interesa evaluar qué tan efectivas son las intervenciones realizadas y qué ajustes pueden ser necesarios en el futuro”, señaló Furlán. Para lograrlo, se han delimitado diferentes parcelas en el área afectada, tanto en zonas con cerramientos como en sectores a campo abierto, donde se analizan factores como la densidad de vegetación, la cobertura de suelo y la presencia de herbívoros.
El trabajo de campo fue arduo y meticuloso. A lo largo de dos temporadas de verano, el equipo realizó 22 campañas de muestreo en las que se relevó el estado actual de la vegetación y se registraron las principales alteraciones que aún afectan el proceso de restauración. Estas observaciones fueron cruciales para establecer un sistema de monitoreo robusto que permita ajustar las intervenciones según las necesidades del lugar.
Fotografía y texto: Notas Ambientales
14 octubre, 2024