Cómo evolucionó la venus atrapamoscas hasta convertirse en una planta carnívora
En La pequeña tienda de los horrores, una gota de sangre es suficiente para convertir una inofensiva plantita en un monstruoso ser vegetal hambriento de carne. Pero en la vida real, las cosas son un poco más complejas que en cine y el teatro. Para que una planta se convierta en carnívora hace falta mucho más.
Así lo ha demostrado un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Würzburg, en Alemania, publicado en Current Biology según el cual lo que vuelve carnívoras a las plantas es la evolución genética. Un equipo liderado por el biólogo evolutivo computacional Jörg Schultz y el biólogo de plantas Rainer Hedrich se ha dedicado a estudiar las formas que estas plantas utilizan para atrapar sus presas para descubrir como llegaron a ser carnívoras.
Existen varias especies de plantas carnívoras, como por ejemplo las plantas de jarra, las Venus atrapamoscas (Dionaea muscipula), la planta acuática Aldrovanda vesiculosa o la Drosera spatulata, más conocida como rocío del sol. Las de jarra, por ejemplo, utilizan ‘trampas de caída’ que contienen enzimas para digerir insectos callejeros.
Las otras plantas mencionadas utilizan trampas móviles. Así, la rocío del sol enrolla su pegajosa plataforma de aterrizaje cuando los mosquitos se posan en ella. Por su parte, la Venus atrapamoscas cuenta con unas hojas modificadas, parecidas a unas almohadillas, que se cierran cuando un insecto aterriza, pero solo después de que estas hojas detecten múltiples toques en sus pelos desencadenantes.
Los autores del estudio han secuenciado los genomas de la rocío solar, la Aldrovanda acuática y la Venus trampa para moscas Venus, que están estrechamente relacionados. A continuación, compararon estos genomas con los de otras nueve plantas, incluida una planta de jarra carnívora y plantas de remolacha y papaya no carnívoras.
Con esta investigación dieron con la clave que explica la existencia de plantas carnívoras, y que se debe a la duplicación de todo el genoma en un ancestro común que vivió hace unos 60 millones de años. Con esta duplicación se liberaron copias de genes que alguna vez en el pasado se usaron en raíces, hojas y sistemas sensoriales, y que ahora permiten detectar y digerir presas.
Las plantas carnívoras, por ejemplo, reutilizaron copias de ge n es que ayudan a las raíces a absorber nutrientes, para absorber ellas los nutrientes en las presas digeridas.
Así pues, la conclusión es que las plantas carnívoras evolucionaron una vez en el antepasado que estas tres especies tienen en común. Una evolución similar se dio en la planta de jarra. Los científicos han podido incorporar estos dos orígenes genómicos a otros que ya se habían documentado, por lo que pueden asegurar ahora que, para llegar a ser carnívoras, estas plantas han sufrido al menos seis cambios genéticos.
En paralelo, un grupo de científicos de la Universidad de Buffalo, en Estados Unidos, están secuenciando dos especies adicionales de rocío de sol para poder explicar porque algunos genes esenciales para la depredación existieron ya en un ancestro anterior común a las plantas de jarra y las tres plantas secuenciadas por los investigadores alemanes.
Fuente: La Vanguardia
18 de mayo de 2020
https://www.lavanguardia.com/natural/20200518/481153109179/evolucion-venus-atrapamoscas-convertirse-planta-carnivora.html